domingo, 25 de enero de 2015

Hormonas somos y en humanos nos convertiremos.

23:05

A lo largo de los siglos, parece que el ser humano se pasa más tiempo del que quizá debería en muchas ocasiones, intentando adivinar porqué se enamora o porqué de uno y no otro individuo.
Personalmente, me parece bastante cómico leer obras de teatro antiguas donde el enamoramiento era poco más que una enfermedad que se apoderaba del rico de turno (porque los pobres eran demasiado animales para sentir algo noblemente relatable allá por el medievo, claro) y le hacía padecer en cama durante días y días. Además, graciosamente estos personajes responden a un prototipo de enamorado que, si más de un "super-hombre" masculino de estos que aún quedan lo viera ahora, se tiraría de la primera torreta que encontrara.
De igual modo, de lo que me gustaría escribir, es de las vueltas y vueltas que generacionalmente se le ha dado al tremendo asunto del padecer emocional, hasta llegar a "Gataka", donde aparece un sabio científico en su bata del siglo XX-XXI, y dice: "el amor es sólo la manera hormonal que tiene la especie de perpetuarse y asegurarse su supervivencia por atracción".

Veamos, por una parte se comprende la necesidad de darle una explicación científica a lo que se relaciona al ser humano como ser biológico, pero no olvidemos que durante mucho tiempo las teorías no dejan de ser si no tales, hasta que salen de un laboratorio y se les pone un sello de aprobado.
Por otra parte, los mismos científicos, reconocen las virtudes de muchas otras teorías (tales como cultivar el espíritu personal, la autoestima o la risa), para dar explicación a las subidas y bajadas en nuestras propias constantes vitales y enfermedades.

No trato de esconder detrás de todo esto un discurso espiritual, enfocado a sentirme rodeada entre cojines de Hello Kitty (lo que sería bastante traumático) y pretender que el enamorarnos surge de un flechazo, un niño en pañales que dispara corazones, un designio divino... Nada de eso. Trato de generar una reflexión acerca de  por qué cada cual considera que se siente o se ha sentido enamorado.

Ahora hagamos una cosa. Sentémonos ahora mismo un minuto (cuidado los que estén por la calle leyendo esto), cerremos los ojos y pensemos en lo que nos ha hecho involucrarnos sentimentalmente.

En las tribus indígenas, se especula con la idea del hombre poderoso, es decir, la idea de que históricamente, las mujeres llevan impresa en su adn la información que determina quien puede ser un máximo exponente, y por tanto llevar su material genético adelante. Y así surgió el amor.
Para algunas filosofías orientales, responde a la necesidad de reconectar con nuestro plano espiritual a través de la interconexión individual entre indivíduos, ya sea en pareja o en grupo, teniendo que ver el sexo o no en todo el proceso.
Para muchas sociedades, responde al cariño que surge del roce de un matrimonio concertado del que no queda otra que resignarse y aceptar y, en muchos casos, de la convivencia y el conocimiento aparece el amor.
Y parece que para  la mayor parte del occidente actual, responde a una baticao de fábulas, sensaciones místicas, intereses, orgasmos o llegar a un sentimiento de felicidad constante vinculada a otro.

Entonces, ¿cómo todas estas diferentes versiones pueden deberse única y exclusivamente a un proceso hormonal redirigido por el instinto de supervivencia? Sobretodo si tenemos en cuenta que nos pasamos la vida, a través de conflictos y guerras, intentando lograr todo lo contrario.
¿Y qué ocurre con los homosexuales y transexuales dentro de toda esa teoría hormonada?

Así que, y como consideración objetiva, cada cual conecte con sus intenciones, su ser más animal o más espiritual y crea que el amor y la elección de su pareja, tenga que ver con el proceso o combinación de varios, que más le levante la sonrisa.

Que las teorías son teorías y, al fin y al cabo, todo lo que hacemos es creación del ser humano, y como tal, inventado por nosotros.

23:26

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