sábado, 31 de enero de 2015

Futurismo tatuado

00:19

Una de las sensaciones más recurridas en el cine, en las últimas décadas, es la de la falsedad de la existencia humana.
Finales como "todo ha sido un sueño", "déjà vu", o incluso que el protagonista de turno reconozca por varias señales que no vive en una realidad tal y como la conoce (tales como el Show de Truman o aquella con Swarzeneger y los clones).

Me pregunto a que viene tanto escepticismo ante la única realidad que conocemos y sabemos como verdad. ¿Será por eso que el ser humano continuamente duda de sí mismo (por suerte o podríamos seguir tirando a algunos por el filo del mundo plano) y eso le hace avanzar o retroceder?

Me pregunto si realmente nada nos cuadra de una manera interna. Es decir, como creo que ya escribí en una entrada anterior: si una persona que sólo ha vivido tristezas, se siente triste, ¿qué es lo que le mueve a tal sentimiento si siempre ha vivido bajo los mismos márgenes y los ha aceptado como único real?
Me pregunto si es por eso que las religiones, una tras otras, tratan de explicar el miedo horrible que sentimos a la muerte, pero en la inmensa mayoría de ellas, imaginan otro mundo no reconocible por nuestros sentidos actuales, en el que se perpetúa lo que llamamos "espíritu" y de ese modo no desaparecemos. Otro mundo que no conocemos, pero que consideran cierto.

Quien sabe si el ser humano, habiendo perdido toda posibilidad de instinto  animal primario (excepto en casos de extrema necesidad), ha desarrollado a modo de Japón en cien años, una superpotencia imaginativa para poder salir de nosotros mismos, de nuestra realidad y mantener la cabeza ante todo lo que aún, como especie, no estamos preparados para entender.
Quien sabe si somos el producto de un 1984 no tan ficticio, y nuestra confusión es lo que nos lleva a no preguntar más de la cuenta y continuar luchando por motivos más o menos interesantes para el individuo.

O igual nos estamos divirtiendo, dejando señales dentro de una caja enterrada bajo un árbol, con un montón de teorías sobre la existencia, para que la desentierren futuros humanos y nos investiguen de manera tan burlona como lo hacemos destripando las teorías ancestrales sobre lo que vemos y sentimos.

Y bajo todo, una sola condición, y algo indiscutible: sea la tierra poliforme o tamaño folio, hayan seres extraterrestres que nos investigan o estemos aislados en la inmensidad hasta donde la conocemos, sea que somos los parásitos de una historia creada por nosotros y quizá solo somos el "the sims" de unas entidades que juguetean a su antojo con la app de moda "The Earth", lo único que podemos dar como real como verdadero y tangible es vivir.

De ahí, quiero creer, la importancia del respeto a cada individuo. Porque no sabemos nada, y en cualquier momento el juego puede acabar.

O reiniciarse.

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