jueves, 5 de febrero de 2015

En ocasiones veo Estados

02:31

"Es como si estuviera enganchado, como si no pudiera crujirlo, pero a ver si lo voy a crujir y va  a hacer crack y no lo voy a poder mover, y ya verás tú"

----------------------------------------

-¡Papá, papá!
-¿Qué ocurre?
-¡Hay monstruos debajo de la cama?

Todavía recuerdo con cierto cariño la cantidad de horas invertidas en pensar en los seres imaginarios que me aterrorizaban cuando levantaba el bajo de la colcha, por otro lado horrible y tétrica, de la antigua casa de pueblo de nuestra familia.

Esta vez, como casi todos los años, habíamos ido a pasar el final del verano en compañía de cuatro personas mayores que quedaban en el pueblo: el panadero, el carnicero, el del kiosko y el del bar. Todos familia, y todos con pinta de naftalina de armario, pero apolillados a más no poder para un cosmopolita como yo.

Cuando ya fui consciente de mi realidad, entendí que los Reyes Magos, eran pobres funcionarios (y con suerte), que el ratoncito Pérez rezaba por no tener que ponerme aparato, que las hadas tenían pinta de ADSL y que las noticias no me convencían del todo, empecé a guardar la punta de mis zapatillas bajo la cama, aunque siempre con el lado más visible y protegido hacia afuera.

Quería entender el proceso, pero algo irracional en mí me retenía en contra de quien era o como era, y lo único que podía hacer era colocar día tras día las zapatillas en la misma posición, esperando que el miedo no se las comiera. Porque podía aceptar que los seres inventados fueran cuentos, pero el miedo era real. Como la ilusión. O la risa.

Las zapatillas dieron paso a pequeñas miradas distraídas. Tomando cuenta de la cantidad de años que pasaron entre uno y otro momento, parece que podían haber vivido unas cinco generaciones de hamster caseros hasta que dí con el valor para mirar. Había visto tantas películas a cerca de lo que encontraría cuando mirara, que casi me decepcionó encontrar una pelusa primitiva (probablemente con vida propia) y un trozo de regaliz de hace tiempo.
Tenía la sensación de que quería más. Es decir, no quería que pasara algo más pero necesitaba que fuera así.
Mientras analizaba mi sensación de adrenalina, abrí y cerré varias veces los ojos con el miedo y la esperanza de que todo cambiara, de ver al monstruo, de sentir su aliento.
Me sentí kamikaze en el ring, esperando que me mirara pálido y dijera: "ha llegado la hora. Sí, tú lo sabías, pero el momento no sólo no llegaba, si no que cada vez me sentía más del montón con mi sensaciones únicas e irrepetibles.

Entonces, para mi suerte o desgracia, seguí creciendo más y más, hasta casi tocar el techo de la casa de Alicia. Y entonces, noté la necesidad de equipararme a otros en esas sensaciones, perder el sentido de mi miedo, compartirlo, ridiculizarlo. Invité a varios amigos a pasar la noche en casa y, entre pizzas y cervezas, miraba sin dejarlo escapar cada tanto debajo del mueble para ver si mi miedo seguía ahí. 
Y entonces me di cuenta de que tenía tamaño pulga. Pequeño, sí. Peligroso por escurridizo, también. Pero ya no ocupaba un espacio entero, era más como una porción de sí mismo, como parte de una fracción de terror mayor que, en presencia de muchos, había decidido dividirse para sobrevivir.

Y seguí y seguí....

Un día, me enfrenté a tí. Y entendí todo lo que había pasado y por qué. Sentí helárseme la sangre. El apoyo de quienes habían estado a mi lado, cerca. Las noches en vela gélidas, de ojos pasmosos que miraban una y otra vez en cualquier dirección, como un gimnasio de este preciso instante y espacio. 

Y me miraste, y enviaste a uno de los tuyos a identificarme y pronunciar esas palabras...

-Oiga... ¿qué va a votar?

Entonces todo comprendí. Me quedé seco de repente.

Al llegar a casa llamé a la primera empresa de colchones que me apareció en "Google", y le pedí un canapé macizo, sin huecos, sin miedos, sin estructuras. E inicié la revolución.

Nunca más temí a los fantasmas, porque no son reales. Porque no representan nada.

02:55 (mas cuatro...para compensar.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario