martes, 17 de febrero de 2015

Oda fotográfica.

23:39


"¡Tishk!"

Tan sólo vi un destello y ya me parecía un arte extraño y desafiante el de querer plasmarnos en aquella lámina.

La semana anterior, un recién estrenado en la ciencia de la "fotografía" como la llamaban, nos convocó a mi familia y a mí a una reunión con más honorables para ser retratados, inmortalmente y para la posteridad. Sin embargo, desde el comienzo, hubo algo que me inquietó en la consecuencia posterior que podía tener tal imagen real en un futuro posterior.

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-Si hubiera sabido que íbamos allí hubiera cogido más película, tesoro.

Me miró con una mueca entre extraña y aburrida y dijo: "carpe diem, tesoro, carpe diem".

Pertenecemos a un momento histórico, o así me lo parece... ¿cuándo otros han dicho lo que pensaban? Y es más, ¿cuándo lo han imaginado y plasmado para que otros lo vean?
Mientras comíamos en el campo, retozábamos pensando los grandes proyectos que depararía un futuro lejano.

Estaba tan orgulloso del trabajo que supondría todo aquello que ni si quiera escuchaba las voces a mi al rededor.

-¡Mike ven! Aquí aquí.

Sentí como temblaban mis piernas, como se cuajaba mi respiración sobre los poros y el iris se volvía negro carburante, negro cargamento.

Al fin tenía la posibilidad de plasmar algo con vida, con sangre, con arterias, ansiado de reclamar su sitio en los libros de la educación escolar.

-No, tesoro, no ,lo hagas...

Demasiado tarde. Para ellos y para mí.

Los días se fueron de tres en tres, la sangre no dejaba de correr. Las guerras daban paso a más "ostias". Y así, Janis,  murió nuestro sueño de libertad, que vengaré con mi cámara.

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-¿Quién estaría dispuesto a...?

Al segundo, cientos de personas se avalanzaron sobre la directora del "reallity" para intentar persuadirla de que eran los predilectos.

Parecía mentira que toda aquella gente hubiera estudiado una titulación superior para recoger las migajas de un sistema roto y confuso.

-'¿Quién quiere ser cámara?'

El presentador lanzó la pregunta como si todos y cada uno de los integrantes del estudio no  supieran lo manipulada que estaba toda la situación y, aún así, generaba la audiencia suficiente para mantener sus sueldos, por lo que debían estar harto agradecidos.
-"Somos las putas del cine", decían.
Pero realmente no eran conscientes de, hasta que punto, debían de vender su alma al diablo televisivo ante la imposibilidad de otro trabajo "en lo suyo"

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Un artículo de facebook hace poco  decía: "que Dios bendiga a los artistas porque de ellos es el trabajo en los bares".

Leí las noticias mientras los tornillos de mi cuello chirriaban entre sí. Quizá este cuerpo metálico está a punto de oxidarse.

Tomaré la necrológica fotografía antes de que muera en su absoluto.

Y que, a través de ella, otros reparen sus errores.

"¡Tishk!"

Tan sólo vi un destello y ya me parecía un arte extraño y desafiante el de querer plasmarnos en aquella lámina.

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